Adaptación libre de un artículo de Bec Byfield publicado en marzo de 2020
Muchas son las cosas que diferencian a unos cazadores de otros;: la modalidad de caza que practican, el arma empleada, el tipo de presa que persiguen, incluso la razón por la cual practican la caza, su motivación, puede ser muy diferente de uno a otro.
Pero hay una cosa que todos los cazadores tienen en común. Hayan crecido cazando o hayan descubierto su afición de adultos, todos en algún momento fueron principiantes. Todos los que cazamos hemos sido en algún momento novatos y todos hemos tenido que aprender a cazar.
Para quienes comienzan su viaje de caza, aquí van unos consejos que podrían serles útiles.
1. La paciencia
La caza requiere paciencia y la paciencia, especialmente en la caza, es una gran virtud. Uno de los mayores conceptos erróneos que tienen los no cazadores sobre la caza es que todos parecen pensar que es algo que cualquiera puede hacer, sin esfuerzo de manera rápida y fácil. En realidad, lo único rápido en el proceso de aprendizaje es lo rápido que aprendes que vas a pasar mucho tiempo esperando.
La paciencia es definitivamente una virtud cuando se trata de cazar. Aprende a moverte despacio y ten cuidado al caminar, ya que nunca sabes lo que te puede esperar detrás del siguiente risco, tapado por la siguiente jara o en el siguiente recodo del camino.
La caza también implica estar mucho tiempo sentado y esperando. Ya sea sentado en largos y silenciosos acechos, o esperando a que un animal se acerque lo suficiente y se coloque en la posición adecuada para asegurar un lance ético y certero, o apostado en un alto barriendo durante horas con los prismáticos las laderas de una montaña esperando ver aparecer al animal perseguido o incluso inmóvil tumbado en el suelo para no ser detectado tras arrastrarse para no ser visto u olido. Hasta las cacerías más exigentes físicamente incluyen grandes dosis de paciencia y espera. Incluso cuando no está cazando, el cazador espera pacientemente a su próxima salida al campo o a la apertura de la próxima temporada…
El juego de la espera nunca desaparece y va siempre de la mano del cazador. De hecho, cuanto más tiempo cazas, más dispuesto estás a esperar a que aparezca el animal adecuado y más te das cuenta de que no hay nada de malo en volver a casa con las manos vacías de una cacería.
2. El Silencio
Puede resultar difícil imaginar que la caza es algo silencioso para el neófito que escucha la detonación de un rifle. Sin embargo el cazador muy pronto aprenderá casi todo en la caza, hasta el momento en que aprieta el gatillo, se debe intentar realizar con el máximo sigilo.
Estar callado y no hacer ruido no es algo natural para los humanos. Somos una especie bastante ruidosa, por lo que tenemos que aprender a ser cazadores silenciosos. Los animales tienen sentidos asombrosamente desarrollados. Ven, huelen y oyen mejor que nosotros. Unas especies usan estos atributos para evitar ser cazados, otras para cazar de manera más eficiente.
Una lección importante que debes aprender como cazador es pensar conscientemente en el ruido que haces.
Practica caminar en silencio y observa atentamente dónde estás pisando en cada paso que das. Casi todos los cazadores han experimentado (o experimentarán) la frustración de romper una ramita, hacer crujir hojas secas bajo los pies o hacer rodar una piedra involuntariamente asustando con ello a todos los animales de la zona. Moverse muy despacio y en silencio es un reto que es necesario superar si queremos tener éxito. En los recechos con arco, que exigen reducir la distancia con la presa hasta muy escasos metros, algunos cazadores incluso llegan a quitarse las botas para realizar la entrada final.
El equipo que lleves contigo también va a contribuir a reducir o aumentar tus niveles de ruido. ¿Llevas elementos metálicos en tu arma o tu mochila que golpearán y sonarán cuando te muevas? ¿Te chirrían las botas cuando caminas? ¿Tu ropa que parecía tan perfecta suena muchísimo al rozar con la corteza de un árbol o las ramas de los arbustos? ¿Llevas cierres de velcro? ¿Pensabas que era una buena idea llevar un snack en un envoltorio que parece una verbena al abrirlo en el monte? Cuando necesitas silencio es cuando te das cuenta de la cantidad de ruidos que somos capaces de emitir por nosotros mismos o a través del equipo que llevamos.
3. Conoce la zona
Ya hemos comentado que los animales tienen sentidos superiores a nosotros. También conocen mejor el paraje en el que se mueven. Están tan en sintonía con su entorno natural que detectan cualquier cosa fuera de lo común poniéndose en alerta máxima inmediatamente.
Al cazar somos el equipo visitante y nuestro adversario juega en casa. Tomarse el tiempo de aprender a conocer la zona que se va a cazar ayuda mucho a equilibrar la balanza.
No estamos sugiriendo que sea necesario memorizar cada hoja y ramita en el área que está cazando, pero vale la pena dedicarle tiempo a explorar el área antes de cazarla. Hay que caminar por la zona, estudiar el entorno, analizar el tipo de terreno al que nos vamos a enfrentar, conocer accidentes geográficos y posibles obstáculos, buscar puntos de observación, descubrir querencias y rastros de los animales, aunque solo sea para evitar acabar instalando el campamento en mitad de una trocha.
Encontrar puntos de agua, fuentes de alimento, encames, rascaderos y cagarruteros nos ayudará a aprender mucho sobre los animales de la zona, sus querencias y su posibles recorridos de careo y huida.
Caminar, sentarse y observar y todo ello combinado, si se puede, con la ayuda de cámaras de foto trampeo que nos ayudarán a establecer patrones de comportamiento y a identificar individuos concretos.
Por supuesto, conocer el área no solo aumenta las posibilidades de una caza exitosa, sino que también reduce el riesgo de accidente o pérdida.
4. Aprende sobre el animal que estás cazando
Si importante es conocer el terreno en el que vas a cazar, es absolutamente fundamental aprender todo lo que puedas sobre el animal que vas a cazar.
¿Qué huellas dejan? ¿Cómo es su caca? ¿Cuáles son sus fuentes de alimento? ¿A qué hora del día/noche son más activos? ¿Conoces la diferencia entre machos y hembras desde la distancia?
Aunque la distinción puede parecer algo obvio en especies con marcado dimorfismo sexual, no siempre es así. En numerosas especies tanto el macho como la hembra tienen cornamenta, en otras no resulta fácil distinguir entre un macho joven y una hembra sin astas. ¡Y luego están todas las otras especies que cazamos que no tienen cuernos en absoluto!
Estudiar las especies es parte de nuestra responsabilidad como cazadores, además de resultar una parte muy gratificante de la caza.
A la hora del disparo, es importante conocer la morfología del animal para elegir el proyectil o la flecha más adecuada, asegurar la mejor ubicación del tiro y garantizar una muerte rápida y ética.
El conocimiento de la anatomía del animal afecta también a lo que sucede después del lance. Debemos aprender a despellejar y aviar las piezas de caza para aprovechar su carne. Si bien los conceptos básicos son siempre los mismos, pueden existir pequeñas diferencias o particularidades entre diferentes especies.
5. Encuentra un mentor
Hoy en día se puede aprender mucho sobre la caza a través de libros, publicaciones y el infinito mundo de internet pero un buen mentor realmente puede acelerar tu curva de aprendizaje.
Tradicionalmente, la mayoría de los cazadores aprendía a cazar de la mano de sus padres, hermanos mayores o familiares. El vínculo que se crea entre un padre y un hijo a través de la horas pasadas en el monte es algo impagable.
Si no tienes esa posibilidad, las amistades y las redes sociales ofrecen hoy muchas posibilidades para encontrar ese compañero, amigo y mentor que estará dispuesto a guiarte en tus primeros pasos. Lo importante es aprender de un buen maestro hábitos y valores correctos pues los malos hábitos son fáciles de adquirir cuando se empieza, difíciles de superar más adelante y pueden marcar en quién te conviertes como cazador.
A estas alturas creo que a está claro que es mucho lo que se debe aprender y que el proceso no es rápido. Pero tampoco es algo difícil. Como todo, la práctica hace al maestro. Cuanto más salgas a cazar, más habilidades aprenderás y más se convertirá la caza en una segunda naturaleza para ti.
El aprendizaje es un camino del que recorremos un poquito cada día y, como en tantas otras cosas que valen la pena, lo importante no es llegar a ningún puerto, sino el viaje en sí mismo.
Si bien puede parecer mucho para aprender, saber todas estas cosas antes de salir al campo puede ahorrarle mucho tiempo y esfuerzo, sin mencionar algunos errores muy costosos.